lunes, 19 de septiembre de 2011

Nido

¿Alguien se ha fijado alguna vez de los edificios que están a un lado suyo? Probablemente no. Las construcciones y arquitectura del siglo XXI no dejan más variedad que edificios con piscina, sala de ejercicios o de juegos, pero no una creatividad y personalidad más allá de los “confortable”, “seguridad” o “espacio”. Son edificios que siguen el mismo patrón cuadrado que el que tiene al lado y más, más al lado. Sólo tiene diferencia, quizás, el color, altura (de gigantes) y el nombre.
Es por esto que no se puede culpar si no te has dignado a verlos porque todos son iguales.
Ahora, si caminas un poco más allá, a los más antiguos ¿Me podrías decir que ves? Me podrías decir, probablemente, que son casas abandonadas, derruidas, que ocupan la mitad de una cuadra, se han convertido en pequeños sité, que se caen solas, están a rebosar de personas de poco dinero que viven sitiadas en sus habitaciones…
Me podrías decir demasiadas cosas más.
Pero, mira más atentamente. Esa enredadera, musgo o soledad ¿no las hacen especiales? Esa especialidad que no hallarás en ningún otro lugar más que en sus murallas. ¿Te has preguntado cuántos años tienen? o ¿Qué habrán visto en su vida?
Te invito a observarlas por cada recoveco a ver qué hallarás.





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